Conoce todo sobre el estrés y cómo estos adaptógenos: Ginseng y Maca te ayudan a evitarlo

Conoce todo sobre el estrés y cómo estos adaptógenos: Ginseng y Maca te ayudan a evitarlo

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“La única relación que tienes que sanar es contigo mismo”, Enric Corbera.

¿Cómo te has sentido en los últimos días? Alegre, ocupado, productivo o estresado, es probable que un poco de todas, pero si o que predomina es el estrés, esta información te va a ayudar a conocer más a fondo de donde viene este estrés y más importante hablaremos de ciertos adaptógenos que te ayudarán a reducirlo.

Como sabemos el estrés es una sensación que puede dominar nuestros días y mente y además está de forma constante en nuestras vida. Llegamos a pensar que es normal vivir así, pero cuando hablamos de un estrés crónico, puede llegar a afectarnos de muchas formas a tus sistema inmunológico.

El estrés tiene varias formas de afectar nuestro cuerpo, hay más tensión muscular, es posible que estemos con un insomnio terrible, o hay falta de apetito, o ha aumentado tu consumo de tabaco o alcohol.

Hoy queremos mostrarte cómo es posible disminuirlo a través de ciertos adaptógenos que sabemos que son claves como el Maca, Ginseng, los cuales son naturales y traerán grandes beneficios a tu cuerpo

Además, te daremos una serie de tips, consejos y elementos que puedes incluir en tu vida diaria para afrontar estas situaciones de una manera más consciente y enfocada.

¿Por qué me estreso?

“La mayor arma contra el estrés es nuestra habilidad para elegir un pensamiento sobre otro”, William James.

La mayoría de las personas se han sentido estresadas alguna vez. Ya sea por la vida laboral, el trabajo en casa, el contexto social, o simplemente por no encontrar claridad mental.

Los aspectos o factores estresantes pueden ser un acontecimiento que sucede sola una vez o que duran poco tiempo; pero, también en muchas ocasiones son sucesos que se presentan durante un largo periodo de tiempo en nuestras vidas.

Muchos asociamos el estrés a etapas en las que se tiene mucho trabajo, demasiadas ocupaciones o proyectos; sin embargo, esta emoción puede experimentarse también cuando tienes pocas actividades, pero se perciben como amenazantes o angustiosas.

Quizá podría decirse, que vivimos estresados y reconocerlo es todavía un estigma en sociedades que no contemplan la debilidad ni el fracaso.

Algunas personas pueden lidiar con el estrés más eficazmente y recuperarse de los acontecimientos estresantes más rápido que otras; pero es una tarea muy difícil.

Nuestras reacciones a determinados acontecimientos que consideramos como desafíos y que exceden nuestra capacidad nos llevan a decir “no puedo con esto”. Es decir, es una respuesta que aparece no sólo por el exceso de labores, sino por una falta de herramientas cognitivas, habilidades personales y emocionales para afrontar esta situación.

Hay que tener claro que el estrés tiene un componente psicológico determinante. Esto significa que puedes llegar a sentirte así tanto si el suceso que te estresa es real como si este fuese imaginario y solo pasa en tu cerebro; seguro has escuchado a alguien decir: “solo de pensar en todo lo que tengo que hacer me agobio”.

Y es que basta con percibir el entorno como peligroso o asfixiante para que respondas con estrés, aunque amigos y familiares lo vean desde fuera de una forma objetiva y se compruebe que cuentas con los medios necesarios para enfrentarte a ello.

Si tú crees que no eres capaz, tiendes a bloquearte y angustiarte. En esos momentos te aconsejamos tomarte un tiempo en calma y analizar que no es tan importante lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa.

Formas de estrés

Saber e identificar los diferentes tipos de estrés puede ayudarte a contrarrestarlo, ya que todos en una dosis prolongada originan riesgos para la salud física y mental.

Estrés agudo

El estrés agudo es la manifestación más común y se debe a las exigencias y presiones del pasado inmediato y del futuro cercano. En muchas ocasiones este tipo de estrés puede llegar a ser estimulante y emocionante; pues nos ayuda a salir de nuestra zona de confort y buscar soluciones creativas.

El problema viene cuando las dosis de estrés agudo son muy grandes, lo que puede ocasionar agonía psicológica, malestar estomacal y dolores musculares.

Emociones como enojo, ansiedad y depresión aparecen de manera inmediata y problemas estomacales como flatulencia, acidez, estreñimiento y diarrea; también problemas musculares como dolores de espalda, mandíbula entrincada, dolor de cabeza, mareos, migrañas, e incluso malestar en tendones y ligamentos hacen acto de presencia.

Estrés agudo episódico

El estrés agudo episódico se caracteriza principalmente por ser recurrente. Es normal en personas que siempre llegan tarde, que siempre están apuradas o que tienen muchas responsabilidades. Se origina debido a la gran cantidad de exigencias y cómo estas personas no encuentran la forma de organizar sus vidas.

El mal carácter, la irritabilidad, ansiedad y tensión son síntomas que llegan hasta el punto de ser casi permanentes. Así como sufrir agitación prolongada, hipertensión, enfermedades cardíacas y dolores en el pecho y cabeza.

Estrés crónico

Este tipo de estrés es el más agotador. Destruye la vida, el cuerpo y la mente. Se origina a causa de una percepción errada de diferentes situaciones. La persona suele pensar que no hay salida, que no puede con las exigencias y que no hay esperanzas.

Es así como deja de buscar soluciones. Puede originarse también a raíz de experiencias traumáticas, que se mantienen dolorosas y permanentes. Uno de los principales problemas de este tipo de estrés, es que las personas llegan a acostumbrarse a él y puede llevar al suicido, a la violencia u originar complicaciones como ataques al corazón o apoplejía.

Si padeces de algún tipo de estrés, te invitamos a realizar una lista con las sensaciones que hayas experimentado y así identifiques que tipo de estrés estas sintiendo.

¿Qué le pasa a mi cuerpo cuando me estreso?

“Casi todas las cosas volverán a funcionar si las desenchufas por unos minutos… incluso tú”, Anne Lamot.

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Ahora que sabemos por qué te estresas, es esencial saber cómo está sensación actúa en tu cuerpo. Cuando te encuentras en una situación que te hace sentir bajo presión y te ocasiona ansiedad, tu cerebro envía señales a las glándulas suprarrenales, las cuales segregan adrenalina, noradrenalina y cortisol, las llamadas hormonas del estrés, las cuales actúan en un abrir y cerrar de ojos.

Estas sustancias llegan al torrente sanguíneo y aumentan la presión arterial, lo que provoca que el corazón deba trabajar con mayor fuerza y en el peor de los casos si la presión se eleva por mucho tiempo, puede desencadenar un infarto, insuficiencia cardíaca o arritmia.

La producción de saliva se reduce considerablemente, causando la sensación de boca seca y las pupilas se dilatan para mejorar la visión, los bronquios se extienden para que pueda entrar una mayor cantidad de aire y los vasos sanguíneos se ensanchan para ayudar a que la sangre llegue mejor y más rápido a todos los músculos, que deben estar listos para luchar o huir debido a la habilidad natural de supervivencia que poseemos todos los humanos.

Tu hígado libera sus reservas de glucosa para mandar una dosis extra de energía a todo el organismo, buscando eliminar y manejar el estrés. Esto puede ocasionar desequilibrios en el metabolismo de la glucosa y propicia la acumulación de tejido graso, principalmente en el abdomen. El exceso de cortisol hace que te dé hambre y, al mismo tiempo, puede aumentar los niveles de insulina en la sangre, por lo que no es raro que se te antojan alimentos dulces cuando te estresas.

Los niveles muy altos de cortisol te hacen perder un mayor número de neuronas en el hipocampo, el área del cerebro relacionada con las funciones cognitivas, como la memoria.

Y si estos niveles elevados se mantienen por períodos prolongados, incluso llegan a ocasionar pérdida de masa ósea, con lo que los huesos se vuelven frágiles y propensos a romperse o desarrollar osteoporosis, así como a que se reduzca la capacidad de regeneración neuronal.

Finalmente, los niveles altos de adrenalina pueden dañar las arterias, el corazón y el cerebro.

La forma en que el estrés actúa en tu cuerpo, no es algo que se deba tomar a la ligera, ya que las consecuencias pueden ser verdaderamente perjudiciales.

Ser consciente del estrés y buscar apoyo en sustancias naturales como los adaptógenos es el primer paso para que puedas manejar de una manera óptima el estrés y consecuentemente crecer como persona.

¿Qué es un adaptógeno y porque los necesitamos?

Son substancias naturales que se encuentran solamente en unas cuantas plantas y hierbas poco comunes, estos elementos ayudan al cuerpo a alcanzar un nivel óptimo tanto físico como mental. Las plantas adaptógenas son reguladores metabólicos que permiten aumentar la capacidad de adaptación del organismo a los factores ambientales y evitar los efectos negativos en el organismo de los mismos.

Los adaptógenos siempre son benéficos para tu cuerpo. Calman y nutren las glándulas suprarrenales y apoyan los procesos que están controlados por estas, desde la regulación del azúcar en la sangre y el sistema inmunitario hasta las hormonas y la presión arterial.

Además, al ser tan adaptables, los adaptógenos pueden ayudarte de muchas maneras. A continuación te presentamos algunos de sus beneficios:

  • Reducen la fatiga.
  • Ayudan al sistema inmunológico.
  • Te dan energía y aumentan tu rendimiento físico.
  • Ayudan a aliviar el estrés.

3 adaptógenos para combatir el estrés

“A veces, lo más productivo que puedes hacer es relajarte”, Mark Black.

Las hierbas adaptógenas por excelencia son: ashwagandha, el ginseng y maca y tal vez su cualidad más famosa y por lo que son tan cotizados es porque reducen notablemente el estrés y la ansiedad.

  • Ginseng

El ginseng se ha utilizado durante siglos en países como China y Rusia como un adaptógeno, ya que aumenta la capacidad de adaptarse a condiciones físicas adversas y mejora el rendimiento mental.

Este adaptógeno disminuye los niveles de testosterona. También ayuda a bajar los niveles de cortisol, así como a mejorar la frecuencia cardíaca que se acelera como respuesta a un estresor en particular. Es excelente para disminuir los niveles de estrés.

El síndrome premenstrual y la menopausia son dos factores estresantes a los que todas las mujeres estamos expuestas y esto puede provocar fatiga. El estrógeno, la progesterona, el cortisol y la tiroides interactúan con neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y el GABA, los cuales se ven beneficiados con el consumo de ginseng. Así se reduce la fatiga crónica y mejora el rendimiento mental y físico.

  • Ashwagandha

La ashwagandha es un tónico adaptógeno y rejuvenecedor, sobre todo según la medicina ayurvédica. Esta raíz aumenta la resistencia a los factores de estrés ambientales, es muy buena para aliviar el dolor, tiene efectos antioxidantes, reduce la inflamación, estimula la función tiroidea, ayuda a regular el estrés ya que modula los niveles de cortisol y también estimula la función respiratoria e inmunológica.

  • Maca

La maca es otra raíz que normalmente se consume en polvo y puede agregarse a batidos o zumos naturales para obtener distintos efectos en la salud. Uno de sus usos más comunes es como tónico energético, ya que la maca ayuda a aumentar la energía y disminuir la fatiga.

Otros efectos benéficos de la maca en la salud se han visto relacionados con los sistemas endocrino y reproductivo, ya que se puede utilizar para tratar la infertilidad y para mejorar el equilibrio hormonal y su adaptación en los diferentes ciclos de las mujeres, como la menopausia. También ayuda a mejorar la calidad del sueño y el estado de ánimo.

Distintas investigaciones han descubierto que los efectos terapéuticos de la maca se deben a los esteroles vegetales que contiene y que estimulan el hipotálamo, la glándula pituitaria, suprarrenal y ovárica, y por lo tanto, también afectan la tiroides y la glándula pineal los cuales regulan la producción de hormonas y otras sustancias que intervienen en muchos procesos fisiológicos del cuerpo.

En estos días en los que es tan difícil relajarse, los adaptógenos se han convertido en el gran tesoro de este siglo. Es común confundirlos con alimentos, pero en realidad son hierbas que fácilmente se pueden añadir a tus bebidas o se pueden tomar como suplementos en cápsulas.

Es muy fácil incluirlas en tu alimentación y aprovechar sus beneficios. En By the Land hemos creado MINDFUL, un suplemento que poseen las cualidades y propiedades de estos adaptógenos. MINDFUL es un respiro profundo dentro del caos, te permite encontrar tranquilidad en cualquier lugar.

Uno de los principales ingredientes dentro de MINDFUL, es el ginseng y maca, el cual ayuda a que nuestro sistema nervioso central reduzca la actividad de las neuronas y entremos en un estado de relajación haciendo que experimentemos menos estrés en nuestro día. Este producto también posee magnesio y Vitamina B, elementos que ayudan a tu cuerpo a encontrar un balance y equilibrio natural.

Cuando dejamos de estar en un estado de alerta todo el tiempo, nuestro cuerpo logra tener una mayor claridad, resolver problemas de forma más rápida y encontrar un equilibrio en nuestra vida. Es momento de que te tomes un respiro.


Por Arian Ojili

Promotor, periodista y creador. Fue reportero y editor del periódico Vanguardia. Ha trabajado para librerías Educal y fomentado la lectura por medio de los proyectos: ”Trueque de libros”, “Andante librería”, “Obra Negra”, “Charlas para el verano” y la obra de teatro “Como una diosa”.

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